Del campo a los cuidados

Pastora Filigrana, autora de este tercer cuaderno de La Laboratoria, abogada y activista por los derechos laborales, escribe: «Sevilla está a menos de 100 kilómetros de la comarca fresera de Huelva, pero cuando se habla de violaciones de derechos humanos parece que todo sucediera a miles de kilómetros de distancia. La imaginación colectiva quiere distanciarse de uno de los mayores escenarios de vulneración de derechos fundamentales de Europa». Este párrafo sintetiza muchísimas de las cosas que Pastora Fligrana va desgranando a través de las páginas que siguen: por un lado, las terribles maneras en las que empresarios locales, al comienzo de la cadena de valor capitalista del fruto rojo, explotan la fuerza de trabajo de los cuerpos migrados y racializados de miles de mujeres*. En segundo lugar, denuncia las condiciones vitales que rodean dichos trabajos —vivienda, sanidad, seguridad frente a las violencias económicas y sexuales.

De alguna manera, los feminismos y los sindicatos han sido quizá reacios a afrontar una realidad extractivista tan flagrante como la que se da en el sector del fruto rojo de Huelva, más conocido como el sector de la fresa. Para afrontar una situación como la que se da en esta provincia del sur del Estado español, se requieren instrumentos organizativos muy peculiares, porque la explotación no acaba cuando acaba la jornada laboral. Vemos claramente el continuum entre dimensiones laborales y el resto de las dimensiones de la vida, con una descripción a través de datos y de historias de vida que se plantean aquí.

Pero hay otras realidades en Andalucía que abogadas como Pastora Filigrana han estado acompañando y de las que también habla este volumen: las trabajadoras de hogar y de cuidados en Sevilla. Fruto de la praxis política a través de diversos conflictos laborales así como del biosindicalismo, surgen grupos como Jornaleras de Huelva en Lucha o la Asociación de Trabajadoras del Hogar de Sevilla. Grupos de mujeres* que se organizan en entornos y sectores en los que hacerlo se torna vital.

Veremos en estas páginas exactamente cómo se han organizado estos colectivos, qué demandas y, sobre todo, qué estrategias de lucha están construyendo. De estas estrategias aprenderemos, de estas narraciones beberemos, de estas propuestas nos nutriremos. Porque hay urgencia de un sindicalismo feminista ya.
 

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